sábado

Dulces sueños, princesa.





Recuerdo que era aun pequeña cuando me regalaron un extraña red de telas y hilos del cual colgaban unas plumas, resumiendo que me pareció un objecto bastante extraño pero muy original. Comentaron que era un atrapasueños, que su forma redonda llena de hilos con un hueco en el medio filtraba los sueños de tal forma que solo los buenos sueños pasaban por el agujero central y las pesadillas se quedaban perdidas en la “telaraña” de hilos. Por la mañana cuando los rayos de sol se colaban por la ventana las pesadillas retenidas se eliminaban y así día tras día.
La verdad es que como todo niño necesita creer en algo para controlar sus miedos yo creía en el milagroso labor del atrapasueños y jamás me acostaba sin comprobar que estaba en la ventana en la posición correcta. El velaba de mis sueños.
Hoy en día sigue en la misma ventana, cumpliendo su función a su manera dejando que te coles y que participes en los mejores sueños aun sabiendo que a la mañana siguiente estos me atormentaran al saber que jamás se cumplirán. Para recordarme que las oportunidades llaman una vez a la puerta y si no les abres cogen las maletas y no vuelven a timbrar. 

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